Carlos Mugica quiso sacarle Jesús a los ricos para dárselo los pobres

¿ Quién fue Carlos Mugica, el cura de los pobres ? Los pobres de la villa conmemoran el nacimiento del sacerdote de Recoleta que fue un símbolo de una nueva Iglesia, cerca de los pobres y enfrentada a los poderes reales.
Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe ( Buenos Aires, Argentina, 7 de octubre de 1930 – 11 de mayo de 1974 ) fue un sacerdote y profesor argentino vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y a las luchas populares de la Argentina de las décadas de 1960 y 1970. El apostolado de Mugica se caracterizó por su «opción preferencial por los pobres», principio fundamental de la Teología del pueblo. La mayor parte de su labor comunitaria tuvo lugar en la Villa 31 de Retiro, donde fundó la parroquia Cristo Obrero, siendo uno de los fundadores del movimiento conocido como curas villeros. Como Óscar Arnulfo Romero en El Salvador, Carlos Mugica murió asesinado a balazos, después de celebrar misa en la iglesia de San Francisco Solano, en Villa Luro, por las fuerzas invasoras solapadas anticristianas.
Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, del que egresó en 1948. Luego tuvo un paso fugaz por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. A los 21 años abandonó los estudios universitarios de Derecho para ingresar en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires.
En 1954 comenzó a trabajar con fervor en la asistencia de familias empobrecidas desde la parroquia de Santa Rosa de Lima, en la ciudad de Buenos Aires, se acercó cada vez más al movimiento político denominado Justicialismo, popularmente conocido como peronismo y a algunas ideas de Ernesto Che Guevara, Camilo Torres y Hélder Câmara, a quienes mencionaría más tarde como « profetas de nuestro tiempo »
En noviembre de 1957 escribió su primera obra: El católico frente a los partidos políticos para la revista del Seminario.
Mugica fue ordenado sacerdote por el cardenal Antonio Caggiano el 20 de diciembre de 1959 en la Catedral de Buenos Aires. Junto con Mugica fue ordenado Luis H. Rivas, más tarde biblista reconocido que lo ayudaría trece años después en la elaboración de un documento de descargo.
Mugica desarrolló durante el año 1959 su trabajo pastoral con el obispo de la diócesis de Reconquista ( y más tarde arzobispo de la arquidiócesis de Resistencia ), monseñor Juan José Iriarte, en el Chaco santafecino. El propio Mugica describió a Iriarte como una persona que « visitaba a la gente de la parroquia; no la esperaba, la iba a buscar ».
Fue uno de los 270 sacerdotes que el 31 de diciembre de 1967 adhirieron al Mensaje de los 18 Obispos del Tercer Mundo, número que meses después alcanzó 400 que desde abril de 1968 decidieron llamarse Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.
El año 1968 fue decisivo en la vida del padre Mugica. Viajó a Francia para estudiar Epistemología y Comunicación Social; profundizó su amistad con el padre Rolando Concatti –uno de los fundadores del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo- y viajó a Madrid, donde conoció al General Juan Domingo Perón.

Carlos Mugica

Mártir Carlos Mugica

A diferencia de otros sacerdotes tercermundistas como el padre Alberto Carbone, asesor nacional de la Juventud de Estudiantes Católicos, que mantenían un contacto más cercano con las llamadas « formaciones especiales », Mugica se alejó de la justificación teológica de la violencia armada.

En 1969, durante el gobierno de Juan Carlos Onganía, se decretó el estado de sitio, se clausuró la Confederación General del Trabajo de los Argentinos y se produjo el arresto de los sindicalistas Raimundo Ongaro y Agustín Tosco, entre otros. Carlos Mugica y Reinaldo Conforti, asesor nacional de Juventud Obrera Católica, declararon en nombre del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo de Buenos Aires que se trataba de una situación de tiranía, y señalaron que el gobierno, que se decía católico, sería responsable de que un pueblo religioso y creyente se volcara por desesperanza al ateísmo y al materialismo.

Luego de que el 2 de julio de 1971 estallara una bomba frente al edificio donde vivían los padres de Mugica, y que cuatro desconocidos se presentaran en la Villa de Retiro en busca del sacerdote, Carlos pronunció una frase que se citaría como su testamento espiritual, y que tomó difusión luego de su muerte:

Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición. Carlos Mugica, agosto de 1971

El 6 de diciembre de 1972, a instancias de Carlos Mugica, sesenta integrantes del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo fueron recibidos por Juan Domingo Perón.

En 1973, se publicó un libro titulado Peronismo y cristianismo, que contenía fragmentos de artículos escritos por Carlos Mugica para diversos medios gráficos.

Los ataques contra el padre Mugica recrudecieron, tanto desde la derecha como desde la izquierda. Luego de dejar su cargo de asesor ad honerem del Ministerio de Desarrollo Social el 29 de agosto de 1973, fue fustigado por El Caudillo, publicación muy cercana al ministro José López Rega ( ¿ agente de la CIA ? ) el 7 de diciembre de 1973. La revista seudoperonista, “El Caudillo”, se preguntaba -con una sorna no exenta de estupidez- si “está al servicio de los pobres o tiene a los pobres a su servicio”, a la vez que lo acusaba –con la misma supina estupidez– de “bolche”.

El ministro, apodado el brujo, había intentado inculparlo burdamente de no presentar “comprobantes de pago” por los materiales entregados en las villas ( de lo mismo acusaron a Yrigoyen, Perón, y otros gobiernos, ya se sabe, el ladrón los cree a todos de su condición ).

En 1974 apareció el disco “Misa para el Tercer Mundo”, en el que el Grupo Vocal Argentino cantaba –sobre textos escritos por el propio Mugica– ritmos argentinos, africanos y asiáticos.

La ola de violencia que afectaba al país lo llevó a reflexionar sobre la violencia institucionalizada y la violencia revolucionaria.

Luego del retorno de Perón a la Argentina, Mugica tomó una postura crítica hacia la organización guerrillera Montoneros, de extracción católica y no marxista leninista como malinformaban los golpistas.
Dijo Mugica:

…para mí muchos de los guerrilleros tampoco son pueblo […] son pequeñoburgueses intelectuales que aprenden la revolución en un libro y no en la realidad, ¡ y juegan con el pueblo ! ¡ Juegan con el pueblo ! ¡ Le quitaron la alegría tremenda de experimentar a Perón presidente dos días después de habar sido elegido !…

Carlos Mugica instó a la paz y a apoyar al gobierno constitucional de Perón. Se le atribuye un ascendente destacado sobre la juventud militante, y la participación en la conformación de la «JP Lealtad», la mayor escisión que experimentó la organización Montoneros en sus filas, y que tuviera al padre Jorge Galli -también sacerdote del Tercer Mundo- como uno de sus máximos referentes.

En los primeros meses de 1974, entre el 30 y el 50% de los integrantes de Montoneros habrían dejado esa organización y pasado a formar parte de la JP Lealtad, pero a las fuerzas invasoras no les interesaba la paz, venían con la máxima de Churchill, quien, se dice,  habría dicho en su momento: tenemos que hacer que los argentinos se maten entre ellos. Ver: http://argentinatoday.org/2016/01/28/9821/

Debido a su “opción por los pobres” concretada en una activa militancia social y por su independencia política recibió críticas de todos los sectores; amenazas de muerte y diversos ataques e intentos de matarlo.

El 11 de mayo de 1974, después de las 8 de la noche, fue emboscado cuando se disponía a subir a su auto Renault 4 azul estacionado en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano de la calle Zelada 4771 en el barrio porteño de Villa Luro donde acababa de celebrar misa. Mugica estaba acompañado de su amigo Ricardo Rubens Capelli. Fueron atacados con armas de fuego por varios hombres, entre los que la investigación judicial identificaría a Eduardo Almirón como autor inmediato. Mugica recibió 14 balazos de frente, mientras que Capelli recibió 4.

Ambos fueron trasladados al hospital Juan F. Salaberry -hoy plaza Salaberry donde una placa recuerda a Mugica- del vecino barrio de Mataderos, donde fueron operados por el Dr. Marcelo Larcade. El propio Larcade ha relatado que Mugica insistió en que primero fuera atendido su amigo: Yo no quiero que me operes a mí antes que a él.

En el quirófano había al menos unas 300 personas, de uniforme y de civil: “había una banda de mafiosos adentro del quirófano que lo único que buscaba era la certificación de la muerte de Carlos”.​ Al fallecer Mugica “hubo como una especie de desbande y luego salieron. El objetivo estaba cumplido. Era la certificación”, dice el Dr. Larcade.

Capelli fue trasladado al Rawson donde recibió la visita de Jorge Conti, yerno de José López Rega, acto que Capelli tomó como una amenaza de muerte.

El Dr. Larcade ha contado que el parte quirúrgico y la historia clínica que confeccionó inmediatamente después de la operación, desaparecieron y que nunca fue citado a declarar, algo completamente inusual cuando se trataba de muertes violentas.

Con el tiempo, la opinión mayoritaria se inclinó por imputar el crimen a la organización de derecha Alianza Anticomunista Argentina (La Triple A), orientada por el ministro José López Rega. Algunos sindican a Rodolfo Eduardo Almirón, vinculado a la Triple A, como el autor material del crimen. Según versiones de testigos, el autor fue un individuo con bigotes: se sindicó a Rodolfo Eduardo Almirón,

Detrás de la fachada de la Alianza Anticomunista Argentina se escondía la invasión anticristiana que asesinaría en los 70 básicamente a peronistas ( no comunistas ), cuando el mismo Perón era anticomunista ( ” ni yankees ni marxistas, peronistas “).

Juan Manuel Duarte escribió que, más allá de quienes oficiaron como autores materiales del crimen, entre fines de 1973 y principios de 1974 Carlos Mugica recibió ataques, tanto de las filas de Montoneros como de los esbirros de José López Rega —líder de la Alianza Anticomunista Argentina—, «en una especie de pacto tácito» ¿ Montoneros estaba infiltrado por los invasores anticristianos ? Dios no los dirá algún día.

Legado

Carlos Mugica es considerado por sus seguidores como un ejemplo de coherencia entre las ideas y la acción, y de fortaleza de fe, la cual trabajaba en forma constante, instando a quienes le rodeaban a no claudicar e insistir en la oración y la entrega a Dios. En palabras del libro Padre Mugica, una vida para el pueblo:

En poco más de 13 años de labor sacerdotal, había llegado a ser ampliamente conocido en la país. Su asesinato conmovió profundamente. Miles de personas desfilaron ante su féretro, primero en la parroquia de San Francisco Solano y después en la capilla de Cristo Obrero en la Villa de Retiro. Una impresionante multitud, que reunía exponentes de todas las clases sociales, pero especialmente a los pobres de las «villas miseria», lo acompañó por más de 50 cuadras hasta la Recoleta, en una manifestación de fe con tal profundo sentido religioso y popular que no se tiene memoria, en nuestra ciudad, de otra similar.

El 9 de octubre de 1999 los restos de Carlos Mugica se trasladaron desde el cementerio de la Recoleta hasta la parroquia Cristo Obrero de la Villa 31 de Retiro, donde descansan actualmente. El traslado hasta ese sitio, donde el sacerdote había desplegado su mayor actividad como «cura villero», había sido sugerido por el Equipo de Sacerdotes para las Villas de la Arquidiócesis de Buenos Aires, y fue encabezado por el entonces arzobispo Jorge Mario Bergoglio, hoy el Papa Francisco.

Oración de Mugica

Carlos Mugica creó varias oraciones propias. Entre ellas se cuenta la siguiente de 1969, reiterada hoy por los « curas villeros »:

Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a ver que los chicos parezcan tener ocho años y tengan trece.
Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no.
Señor, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de aguas servidas,
de las que puedo no sufrir, ellos no.
Señor, perdóname por encender la luz y olvidarme que ellos no pueden hacerlo.
Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no,
porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre.
Señor, perdóname por decirles ‘no solo de pan vive el hombre’
y no luchar con todo para que rescaten su pan.
Señor, quiero quererlos por ellos y no por mí.
Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos.
Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz

Homenajes

Tras su trágica muerte, los vecinos de la Villa 31 llamaron con su nombre a dicho asentamiento, y existe un anteproyecto para urbanizar la zona y denominarla como «Barrio Padre Mugica».

En el 2014 fue erigido un memorial en la avenida 9 de julio a 40 años de su muerte.
Padre Mugica será una futura estación perteneciente a la línea H de la red de subterráneos de la ciudad de Buenos Aires. Estará ubicada frente a uno de los accesos de la Villa 31, sobre la Avenida Ramón Castillo, cerca del cruce con la calle 12 y una bajada de la autopista Illia.

Fuentes: Wikipedia, tiempodesanjuan.com

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