A pesar de las impactantes visiones y mensajes recibidos, algunos al parecer cumplidos en la muerte de religiosas, buscar a Ángel Inocenti en Internet al día de hoy es infructuoso: cero apariciones para este desaparecido. Así como satanás hizo desaparecer supuestos enemigos políticos, religiosos y vaya a saber que más en su recalentada esquizofrenia, así como cuando no los hace desaparecer materialmente, los hace desaparecer informativamente. En el primero de los casos podemos contar (aparte de los extranjeros como San Óscar Arnulfo Romero en El Salvador) a Monseñor Angelelli, De Dios Murías, Longueville y Pedernera en La Rioja, Monseñor Ponce de León, el padre Mugica, los sacerdotes y seminaristas palotinos asesinados con la firma del 4 de julio en la Iglesia de San Patricio en Buenos Aires (el padre Kelly, el seminarista Barbeito y otros) y lo más importante para este caso de mensaje mariano: el asesinato de las monjas francesas Domon y Duquet. ¿Serían éstas las religiosas a las que se refería la Virgen?
Dos obispos, dos religiosas, todos inocentes y camino a los altares, ¿qué hubiera dicho la iglesia – tenemos que preguntarnos ¿de Jesucristo? – si los hubiera matado el supuesto comunismo?
Muchos de estos mártires ya están en proceso de beatificación y santificación, anticipando el veredicto de Dios que ya todos conocemos. Como dice la Biblia: “y aun llegará el momento en que cualquiera que los mate creerá que así presta un servicio a Dios. Esto lo harán porque no nos han conocido, ni al Padre ni a mi” Juan 16
El supuesto cumplimiento de una profecía que al parecer a nadie le interesa, ni a ángeles ni demonios (¿o los supuestos ángeles serán también demonios?)
La visión habla en 1975 de “religiosas muertas” y estas monjas, Alice Domon y Léonie Duquet, de la orden católica de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, fueron “desaparecidas” entre el 8 y 10 de diciembre de 1977.
Resumo el caso de Mendoza, quizá el más expresivo, sobre el que la autoridad diocesana, que lo tiene en consideración, todavía no ha resuelto. Se trata de hechos pretendidamente sobrenaturales que tuvieron su origen en una casa de Guaymallén, donde una antigua imagen de la Virgen en la advocación de Lourdes comenzó a sangrar. Allí Ángel Inocenti, tras varias experiencias paranormales a lo largo del año 1975, recibe la indicación de hacer públicos los mensajes que irá recibiendo de la Virgen. En el primero, de 8 diciembre de ese año, Nuestra Señora expresa que el Año Santo (1975) ha terminado pero que los fieles no han respondido como debió ser, con más fe, oraciones, penitencia;
“que el año próximo habrá más muertes, como en una guerra. Que la gente pierde la fe. Que va a venir mucha sangre; enfermedades, muertos, y religiosas muertas”.
Se dice que el vidente cae en éxtasis, y los mensajes -en realidad conversaciones con los Seres celestiales- son grabados.
Las advertencias para la humanidad, o las específicamente dirigidas a los católicos, son más o menos las conocidas. Puedo ejemplificar con unas cuantas:
Satanás está con nosotros; un 60% de los sacerdotes están desviados; Jesucristo vendrá pronto; el castigo ya está dado; arderá medio mundo y morirá la mitad de la humanidad; un 60% de las mujeres no son dignas de llevar un hijo en el vientre; aparecerán en el cielo las letras M y S significando Muerte Segura; guerras y terremotos; el Señor no va a destruir lo que El mismo hizo, pero se destruirá la misma humanidad: el mundo no será destruido pero la misma Humanidad tendrá que pagar su culpa destruyéndose entre sí…
Una parte de los mensajes son referencias directas al presente y destino de la Argentina, tanto de la nación como de la Iglesia. Que
si sigue como van las cosas vendrá un castigo muy grande; que se están matando muchos hermanos y la Virgen no hace más que llorar porque el país, privilegiado bajo el manto del azul y el blanco, no se recompone; cómo un puñado de hombres no se pone de acuerdo para restituirla al camino que siempre llevó; que vendrán plagas y no habrá qué comer si la situación no se endereza (mensaje de 20/3/76).
Casi un mes después (17/4/1976), la Virgen afirma que hay posibilidad de que toda la Argentina se recobre si vuelve a la fe y deja el camino equivocado, pero que de no ser así sobrevendrá lo anunciado por el Señor.
Primero viene la Purificación, luego la conversión de Rusia. La guerra viene. El remanente será de un 5 a un 10%, según el comportamiento de los pecadores. Jesús no intercederá más. Pero cuando haya concluido la Purificación, Él volverá y entonces habrá un mundo nuevo, sano, sin maldad, sin tanto orgullo. Felices los pobres obligados a cumplir órdenes soberbias. La vara de la justicia caerá con toda su fuerza sobre los sabios soberbios y gobernantes desaprensivos. La Purificación empezó; miseria y hambre caerán sobre nosotros; la guerra que venía ya está; aluviones, tornados, terremotos, inundaciones, sequías, más y más. Dios va a seguir sin intervenir, pues los hombres en un 90% son malos y van a ser dejados destruirse entre sí. En una visión del desastre, Dios le hace ver al vidente que hasta el aire está contaminado, que ni los pájaros pueden volar y caen y los animales del campo son piel y huesos de tanta hambre. Una bola gigante de fuego envuelve todo por donde pasa, incluso la gente. También la Cruz. Y la paloma. Y la luz del Espíritu Santo sobre los creyentes.
Fuentes: Tiempo de profecías de Adolfo de Obieta (el primer libro de una serie de tres, del autor sobre esta temática), Wikipedia, Internet, etc.