San Pantaleón, mártir y médico

San Pantaleón fue un mártir y médico que dedicó su vida a sanar a los pobres. Murió a corta edad no sin antes realizar una serie de milagros. Hoy en día se le considera el patrono de los médicos y enfermos siendo venerado en varias partes del mundo acudiendo a él miles de personas para pedir mejoría.

San Pantaleón en un icono del siglo XIII - Monasterio de Santa Catalina - Monte Sinaí, Egipto.

San Pantaleón en un icono del siglo XIII – Monasterio de Santa Catalina – Monte Sinaí, Egipto.

Nació en Nikomedia (actual Turquía). Fue decapitado por profesar su fe católica

Pantaleón era hijo de un pagano llamado Eubula y de madre cristiana. Su padre hizo que su hijo estudiara medicina con los hombres más sabios de ese tiempo. Al terminar sus estudios, fue presentado ante el Emperador y causó tan buena impresión, que éste lo nombró su médico personal.

Cierta vez en que San Pantaleón paseaba por el bosque, se encontró con un anciano sacerdote, llamado Hermolao, que había conocido a su madre. La bondad y la sabiduría del anciano, hicieron que San Pantaleón fuera muchas veces a conversar con él, para que le enseñara cosas sobre Jesús y la fe cristiana. Finalmente, San Pantaleón decidió que, si veía un milagro, se haría cristiano.

Una tarde, mientras caminaba de regreso a su casa, se encontró con un niño que acaba de morir a raíz de la mordedura de una víbora venenosa. San Pantaleón se arrodilló y rezó: “Dios, te pido que este niño vuelva a la vida por el poder de tu Hijo Jesús”. Ni bien terminó de rezar esta oración, el niño se puso de pie. ¡Había resucitado!

San Pantaleón decidió entonces ponerse en manos de Hermolao, para profundizar sus conocimientos de la fe cristiana. Finalmente cumplió su promesa y se hizo cristiano, recibiendo el Sacramento del Bautismo. Desde entonces se dedicó a hacer el bien entre la gente y a enseñar la vida de Jesús.

Los enemigos de San Pantaleón, envidiosos porque él era bueno con los necesitados y hacía milagros, lo acusaron ante el Emperador por ser cristiano. Enseguida fue llevado preso y sometido a numerosas torturas para que renunciara a su fe. Finalmente, comprendiendo que ningún castigo haría que San Pantaleón abandonara su fe en Jesús, lo ataron a un árbol de olivo seco y le cortaron la cabeza, poniendo fin a su vida.

Al ver que milagrosamente el olivo comenzó a brotar, unas mujeres piadosas juntaron con unos trapos la sangre que San Pantaleón había derramado por amor a Jesús.

Esa sangre se conserva desde hace siglos en un recipiente especial, en Italia. Todos los años, cuando llega el 27 de Julio, fecha conmemorativa de su martirio, la sangre de San Pantaleón, que durante todo el año permanece coagulada, se vuelve líquida.

Su martirio

Las actas de su martirio nos relatan sobre hechos milagrosos: Trataron de matarle de seis maneras diferentes; con fuego, con plomo fundido, ahogándole, tirándole a las fieras, torturándole en la rueda y atravesándole una espada. Con la ayuda del Señor, Pantaleón salió ileso. Luego permitió libremente que lo decapitaran y de sus venas salió leche en vez de sangre y el árbol de olivo donde ocurrió el hecho floreció al instante.

Pantaleón derramó su sangre por Cristo y los cristianos lo tomaron como ejemplo de santidad.

En Oriente le tienen gran veneración como mártir y como médico que atendía gratuitamente a los pobres. También fue muy famoso en Occidente desde la antigüedad. Se conservan algunas reliquias de su sangre, en Madrid (España), Constantinopla, hoy Estambul (Turquía) y Ravello (Italia).

El Milagro de su sangre

Una porción de su sangre se reserva en una ampolla en el altar mayor del Real Monasterio de la Encarnación en Madrid de los Austrias, junto a la Plaza de Oriente, Madrid, España. Fue tomada de otra más grande que se guarda en la Catedral italiana de Ravello. Fue donada al monasterio junto con un trozo de hueso del santo por el virrey de Nápoles. En Madrid lo custodian las religiosas Agustinas Recoletas dedicadas a la oración. Hay constancia de que la reliquia ya estaba en la Encarnación desde su fundación en el año 1616.

La sangre, en estado sólido durante todo el año, se licuefacciona, de modo similar como sucede con la sangre de San Genaro, sin intervención humana. Esto ocurre en la víspera del aniversario de su martirio, o sea, cada 26 de julio.

El monasterio abre las puertas al público para que todos sean testigos. En algunas ocasiones, la sangre ha tardado en solidificarse para señalar alguna crisis, como ocurrió durante las dos guerras mundiales.

Muchas veces se ha intentado explicar el fenómeno mediante mecanismos netamente naturales, como la temperatura o las fases de la luna. Sin embargo, ninguna de las explicaciones ha resultado satisfactoria para la ciencia. La Iglesia no se ha definido sobre el milagro. Las hermanas dicen sencillamente que es “un regalo de Dios”.

En Buenos Aires, en el barrio de Mataderos hay un santuario en su nombre y donde se conserva desde 1970,  como reliquia, un trozo de hueso de uno de sus brazos.

San Pantaleón y la tradición de los ñoquis del 29

La costumbre de comer los ñoquis el día 29 de cada mes está muy difundida en América del Sur, especialmente en Argentina, Uruguay y Paraguay, siendo los dos primeros países destino de una gran inmigración italiana a finales del siglo XIX y principios del XX.

San Pantaleón y la tradición de los ñoquis de los 29

Este ritual proviene de una leyenda del siglo VIII en la localidad de Nicosia, en el Asia Mayor. Allí vivía en ese entonces Pantaleón que era un joven médico. Luego de convertirse al cristianismo peregrinó por el norte de Italia para difundir su fe,  según cuenta la tradición, practicó allí gran cantidad de curaciones milagrosas.

Un día Pantaleón, cansado y hambriento, tocó a la puerta de la casa de unos humildes campesinos vénetos, pidiendo algo de comer. Ellos lo invitaron a compartir su mesa y lo que en ella había: ñoquis, que era una comida sencilla y pobre.

Pantaleón, el médico y santo, agradecido por la hospitalidad de esta gente les anunció un año de excelentes cosechas y abundante pesca. Dicha profecía finalmente se cumplió.
Luego que Pantaleón se hubiera ido, la mujer del campesino al levantar la mesa encontró debajo de cada plato varias monedas de oro, con las cuales inauguraron la prosperidad que el santo les había anunciado.

Por este episodio, que habría sucedido un día 29, ese día de cada mes se conmemora la tradición de los ñoquis y con ello el ritual de poner dinero debajo de cada plato, lo que simboliza el pedido y deseo de nuevas gracias, recordando ese milagro sucedido

 

Fuentes:  Corazones.org, Santuario de San Pantaleón, Radio María, Wikipedia

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