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El fraile italiano Pío de Pietrelcina (1887-1968), sacerdote católico de la Orden de los Hermanos Menores de los Capuchinos (una rama de los franciscanos) , fue canonizado en el año 2002, y es famoso por haber recibido los estigmas de Cristo (manos, pies y costado), el 20 de Septiembre de 1918, llevándolos durante medio siglo; desaparecieron sin dejar rastros 3 días antes de su fallecimiento. Su cuerpo permanece incorrupto y es visitado anualmente por miles de fieles en San Giovanni Rotondo, a pesar de haber fallecido hace más de medio siglo.
Hay una película sobre el Padre Pío, de tres horas de duración, pero que se pasan volando: https://haciadios.com/padre-pio-entre-el-cielo-y-la-tierra/ Un verdadero curso de cómo ganarse el Cielo: ahí está lo que debe hacerse y lo que no debe hacerse y como remediarlo.
El Padre Pío, San Pío de Pietrelcina, recibía revelaciones apocalípticas de Nuestro Señor JesuChristo , las cuales comunicó en una extensísima carta en la década de 1950, a la Comisión de Heroldsbach, creada por el Vaticano, en la que relata la visión detallaba de Jesucristo sobre la inminente llegada del fin de los tiempos sobre la tierra.
Se hace referencia a la 2º epístola de San Pedro, capítulo 3
2 Pedro 3 http://www.lasantabiblia.com.ar/2pedro/3.html
El día del Señor vendrá: San Pedro insiste sobre la Parusía y la consumación del siglo.
. 1 Carísimos, he aquí que os escribo esta segunda carta, y en ambas despierto la rectitud de vuestro espíritu con lo que os recuerdo, 2 para que tengáis presentes las palabras predichas por los santos profetas y el mandato que el Señor y Salvador ha transmitido por vuestros apóstoles; 3 sabiendo ante todo que en los últimos días vendrán impostores burlones que, mientras viven según sus propias concupiscencias, 4 dirán: “¿Dónde está la promesa de su Parusía? Pues desde que los padres se durmieron todo permanece lo mismo que desde el principio de la creación”. 5 Se les escapa, porque así lo quieren, que hubo cielos desde antiguo y tierra sacada del agua y afirmada sobre el agua por la palabra de Dios; 6 y que por esto, el mundo de entonces pereció anegado en el agua; 7 pero que los cielos de hoy y la tierra están, por esa misma palabra, reservados para el fuego, guardados para el día del juicio y del exterminio de los hombres impíos. 8 A vosotros, empero, carísimos, no se os escape una cosa, a saber, que para el Señor un día es como mil años y mil años son como un día. 9 No es moroso el Señor en la promesa, antes bien –lo que algunos pretenden ser tardanza– tiene Él paciencia con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos lleguen al arrepentimiento. 10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón, y entonces pasarán los cielos con gran estruendo, y los elementos se disolverán para ser quemados, y la tierra y las obras que hay en ella no serán más halladas.
Debemos aguardar el día del Señor. 11 Si, pues, todo ha de disolverse así ¿cuál no debe ser la santidad de vuestra conducta y piedad 12 para esperar y apresurar la Parusía del día de Dios, por el cual los cielos encendidos se disolverán y los elementos se fundirán para ser quemados? 13 Pues esperamos también conforme a su promesa cielos nuevos y tierra nueva en los cuales habite la justicia. 14 Por lo cual, carísimos, ya que esperáis estas cosas, procurad estar sin mancha y sin reproche para que Él os encuentre en paz. 15 Y creed que la longanimidad de nuestro Señor es para salvación, según os lo escribió igualmente nuestro amado hermano Pablo, conforme a la sabiduría que le ha sido concedida; 16 como que él habla de esto mismo en todas sus epístolas, en las cuales hay algunos pasajes difíciles de entender, que los ignorantes y superficiales deforman, como lo hacen, por lo demás, con las otras Escrituras, para su propia ruina. 17 Vosotros, pues, carísimos, que lo sabéis de antemano, estad en guardia, no sea que aquellos impíos os arrastren consigo por sus errores y caigáis del sólido fundamento en que estáis. 18 Antes bien, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y para el día de la eternidad. Amén.
A pesar de que han transcurrido unos 60 años de la entrega de esta carta del padre Pío, no está popularizada en el dominio público. ¿Apostólica?…, pues sí, lo dice el Credo y así que lo creemos contra toda evidencia. Como siempre pasa con estas cosas, nunca están a la vista del público ni son fáciles de conseguir pero he aquí una recopilación de algunos párrafos desperdigados por Internet:
Carta de San Pío de Pietrelcina sobre las visiones del fin del mundo que le mostró Jesús
Los hombres han abandonado el camino correcto para aventurarse en caminos que terminan en el desierto de la violencia.
Si no vuelven a beber de la fuente de la humildad, la caridad y el amor, será una catástrofe.
De la ira de Dios no serán perdonados los hombres de ciencia, sino los hombres de corazón.
Pero me mantendré cerca de los puros de corazón.
Perseverad en la oración para que el adversario no tenga dominio sobre vos.
Decid al pueblo que esté preparado en todo momento porque Mi juicio caerá sobre ellos repentinamente y cuando menos lo esperen.
Nadie escapará de Mi mano, los encontraré a todos. Protegeré al justo.
Si el mundo continúa por este camino, la tremenda ira de Dios se desencadenará como un tremendo rayo.
Será un desastre, mucho peor que una guerra.
Observad el sol, la luna y las estrellas de los cielos y cuando aparezcan indebidamente alterados y revueltos, debéis saber que no está lejano el día. Permaneced unidos en la oración y vigilantes hasta
que el ángel de la destrucción haya pasado de vuestras puertas. Rogad para que esos días sean acortados.
Una y otra vez he avisado a los hombres y a menudo les he dado oportunidades especiales para volver al verdadero camino, pero ahora la perversidad ha alcanzado su punto máximo y el castigo no puede
aplazarse por más tiempo.
Decid a todos los hombres que ha llegado el tiempo en que todas estas cosas se cumplirán.
Mi bien amado, tened confianza que estoy entre vosotros.
Mi reino será glorificado, y Mi nombre será bendito desde la salida hasta la puesta del sol y Mi reino no tendrá fin. Rogad, haced reparación, sed fervientes y mortificados. Muchas cosas están en peligro. Rogad….
Mantened las ventanas bien cubiertas. No miréis fuera.
Encended una vela bendita que bastará para muchos días.
Rezad el Rosario, leed libros espirituales y haced actos de amor que tanto Nos agradan.
Rezad con los brazos extendidos o postrados sobre el suelo de manera que se puedan salvar muchas almas.
Precedido de tormentas, vientos desencadenados y terribles terremotos, que abrirán la tierra y la harán temblar, yo vendré una noche, durante los fríos meses de invierno, a este mundo cargado de pecados: rayos y centellas, salidos de incandescentes nubes, encenderán y reducirán a cenizas todo lo que está contaminado por el pecado. La destrucción será total. El aire envenenado de gases sulfurosos y levantando asfixiantes humaredas, será llevado a grandes distancias por las ráfagas del viento. Las obras levantadas por el hombre con espíritu loco y atrevido de adoración a sí mismo, queriendo demostrar su ilimitado poder, serán aniquiladas. Entonces la raza humana comprenderá que hay una voluntad muy superior a la suya, que destruirá sus vacíos alardes de vanagloria.
Rápidamente, cerrar vuestras puertas y ventanas, tapar toda vista del mundo exterior durante el más terrible de los acontecimientos; no profanéis vuestra vista con miradas curiosas porque santa, santa es la ira de dios. La tierra será purificada para vosotros, los restos del fiel rebaño.
Encomendaos a la protección de mi santísima madre; no os desaniméis a pesar de lo que viereis y oyereis; es una ficción del infierno que no os podrá hacer ningún daño. Cobijaos en constantes oraciones bajo la protección de mi cruz e invocar a los ángeles de vuestras almas. Luchad con confianza en mi eterno amor y no dejéis que se levanten en vosotros dudas acerca de vuestra salvación. Cuanto más firme y perseverantemente permanezcáis en mi amor, tanto más seguramente os defenderé contra todo daño. Luchad por las almas amadas de mi corazón.
Perseverad por una noche y un día y por una noche y un día, y a la siguiente noche se calmarán los terrores. . . Al amanecer del próximo día el sol brillará otra vez y su calor y su luz disiparán los horrores de la oscuridad. Aceptad la nueva vida con humilde gratitud. Vividla con sencillez y gratitud en paz y amor, según mi intención. Orad y sacrificaos para que vuestro sacrificio produzca abundantes frutos de bendición y para que florezca una raza nueva que alegre vuestros corazones . . .
El mundo os llamará fanáticos, locos y creaturas miserables; amenazarán haceros vacilar en vuestra constancia con su elocuencia engañosa. Y los tramposos intrigantes del infierno intentarán ganaros con sus astutos engaños. Luchad con humildad y silencio; combatir con las almas de las buenas obras; oración, sacrificios y con la convicción interior del deber. Buscad refugio en la madre de la gracia, para que el flagelo inevitable resulte una victoria sobre el infierno y para que mis ángeles puedan dar la bienvenida en las eternas venturas del padre a las ovejas penitentes . . .
Mensaje tomado de su testamento y hecho distribuir por los sacerdotes franciscanos a todos los grupos de oración católicos en el mundo, ya desde la Navidad de 1990:
La hora del castigo está próxima, pero yo manifestaré mi misericordia.
Nuestra época será testigo de un castigo terrible. Mis ángeles se encargarán de exterminar a todos los que se ríen de mí y no creen a mis profetas. Huracanes de fuego serán lanzados por las nubes y se extenderán sobre toda la tierra.
¿Temporales?, Tempestades, truenos, lluvias ininterrumpidas, terremotos cubrirán la tierra. Por espacio de tres días y tres noches la una lluvia ininterrumpida de fuego seguirá entonces, para demostrar que dios es el dueño de la creación.
Los que creen y esperan en mi palabra no tendrán nada que temer, porque yo no los abandonaré, lo mismo que os que escuchen mis mensajes. Ningún mal herirá a los que están en estado de gracia y buscan la protección de mi madre.
A vosotros, preparados a esta prueba, quiero dar señales y avisos. La noche será muy fría, surgirá el viento, se harán… Y truenos.
Cerrad todas las puertas y ventanas. No habléis con ninguna persona fuera de la casa. Arrodillaos ante vuestro crucifijo. Arrepentíos de vuestros pecados. Rogad a mi madre, para obtener su protección. No miréis hacia fuera mientras la tierra tiembla, porque el enojo de mi padre es santo. La vista de su ira no la podríais soportar vosotros.
Los que no presten atención a esta advertencia, serán abandonados e instantáneamente matados por el furor de la cólera divina.
El viento transportará gases envenenados que se difundirán por toda la tierra.
Los que sufran inocentemente serán mártires y entrarán en mi reino.
Después de los castigos, los ángeles bajarán del cielo y difundirán el espíritu de paz sobre la tierra.
Un sentimiento de inconmensurable gratitud se apoderará de los que sobrevivan a esta terrible prueba.
Rezad piadosamente el rosario, en lo posible en común o solos.
Durante estos tres días y tres noches de tinieblas, podrán ser encendidas sólo las velas bendecidas el día de la candelaria (2 de febrero) y darán luz sin consumirse.
Ya no puedo interceder por los hombres. La piedad divina está a punto de terminar.
El hombre había sido creado para amar la vida, y terminó destruyendo la vida.
El hombre lo ha convertido en una atmosfera llena de venenos.
Nada sirve ahora para purificar la casa del hombre.
Es necesario un trabajo profundo, que sólo puede venir del cielo.
Los hombres corren hacia el abismo del infierno, dedicados a las diversiones y a pasarlo bien, como si fueran a un baile de máscaras o a las fiestas de una boda del mismo diablo.
La medida del pecado está colmada y el día de la venganza, con sus terroríficos sucesos, está cerca, más cerca de lo que os podéis imaginar, y el mundo duerme en una falsa seguridad.
Correrá sin tener una meta. Dirán que hay salvación al oriente y la gente correrá hacia el oriente, pero caerá en un acantilado. Dirán que al occidente hay salvación y la gente correrá al occidente, pero
caerán en un horno.
El juicio Divino los golpeará como una descarga de rayos. Este pueblo sin Dios y perverso será destruido sin piedad como los habitantes de Sodoma y Gomorra de la antigüedad. Sí, Yo os digo que su
perversidad no fue tan grande como la de los seres humanos actuales.
La Tierra está enferma. El terremoto será como una serpiente: lo sentirán arrastrarse por todos lados. Y muchas piedras caerán. Y muchos hombres perecerán.
No salgáis de casa. Haced acopio de alimentos. ¡Se desatarán las fuerzas de la naturaleza y una lluvia de fuego hará temblar de miedo a las gentes!
Tened valor, estoy entre vosotros.
Cuidad de los animales en esos días. Soy el Creador y preservador de todos los animales, así como del hombre. Os daré de antemano algunos signos para que en ese tiempo pongáis más alimento delante de los animales. Preservaré la propiedad del escogido, incluyendo los animales, pues ellos necesitarán sustento después. Que nadie atraviese los recintos ni salga incluso para alimentar a los animales. El
que dé un paso fuera perecerá. Cubrid las ventanas cuidadosamente. Mi escogido no deberá ver Mi ira.
Un país será borrado para siempre de los mapas geográficos… Y con él será arrastrado en el fango la historia, la riqueza y los hombres.
Tened confianza en Mí. Yo seré vuestra protección. Vuestra confianza me obliga a ir en vuestra ayuda.
La hora de Mi llegada está cerca, pero mostraré misericordia.
Los tiempos serán testigos de los más terribles castigos. Mis ángeles, que serán los ejecutores de este trabajo, están preparados con sus afiladas espadas. Tendrán especial cuidado en aniquilar a todos
aquellos que se burlan de Mí y no creen en mis revelaciones.
Huracanes de fuego se derramarán a través de las nubes y se extenderán por toda la tierra durante dos días; una lluvia ininterrumpida de fuego tendrá lugar. Empezará durante una noche muy fría, y todo esto
para probar que Dios es el dueño de la creación. A aquellos que estén en estado de gracia no les sucederá ningún mal, ni tampoco a los que busquen la protección de Mi bendita Madre María Santísima.
Para que estéis preparados para éstas visitas os daré los siguientes signos e instrucciones:
– La noche será muy fría. El viento rugirá y a continuación se oirán rayos y centellas. Cerrad vuestras puertas y ventanas, y no habléis a nadie fuera de la casa.
– Arrodillaos delante de un crucifijo, arrepentíos de vuestros pecados y pedid la protección de Mi bendita Madre María Santísima. No miréis durante el terremoto porque la cólera de Dios es Santa.
Estos tres días están muy cerca… Y en estos días permanecerán como muertos sin comer ni beber. Luego la luz volverá. Pero muchos serán los hombres que no la verán más.
El viento traerá consigo gases envenenados que serán difundidos sobre la tierra entera.
Aquellos que sufran y mueran inocentemente serán mártires y estarán conmigo en Mi Reino.
Satanás triunfará, pero al cabo de tres noches el terremoto y el fuego cesarán. Después de estos días el sol volverá a brillar y los ángeles descenderán del cielo y extenderán el espíritu de paz sobre la
tierra. Un sentimiento de inmensa gratitud tomará posesión de aquellos que sobrevivan a ésta terrible prueba, el castigo más amenazador con que Dios haya visitado la tierra desde la creación.
Pronto caerá sobre el mundo entero el más terrible castigo, como nunca antes ha sido testigo, un castigo terrible que nunca antes se ha experimentado. Con que indiferencia miran los hombres estas
cosas que tan pronto caerán sobre ellos, contrariamente a lo que esperaban. Con que indiferencia se preparan para estos inauditos hechos por los cuales tendrán que pasar en breve. El peso de la Divina
balanza ha alcanzado la tierra.
La ira de Mi Padre se derrama sobre el mundo entero. Estoy de nuevo avisando al mundo a través vuestro, como a menudo he hecho en otros tiempos.
Los pecados de los hombres se han multiplicado sin medida; las irreverencias en la Iglesia, orgullo pecaminoso cometido en fingidas actividades religiosas, falta de amor fraterno… ¡El mundo está lleno de
iniquidades!
¿Cómo puedes esperar que Jesús te ame, si ni siquiera amas a los que comen en tu propia mesa?
Esta catástrofe caerá sobre la tierra como un chorro de luz, en cuyo momento la luz del sol de la mañana será reemplazada por profunda obscuridad. Nadie deberá abandonar la casa ni mirar a través de la
ventana desde aquel momento en adelante.
Yo mismo vendré entre el trueno y el relámpago. El perverso contemplará Mi Divino Corazón.
Habrá gran confusión a causa de esta profunda oscuridad en la cual la tierra será envuelta, y muchos morirán de miedo y desesperación. Aquellos que hayan luchado por Mí recibirán gracias de Mi Divino
Corazón, y el grito de: ¡Quien como Dios! servirá de medio de protección para muchos.
Sin embargo, muchos se quemarán en los campos como hierba seca. Los sin-Dios serán aniquilados, de manera que el justo, después, podrá empezar de nuevo.
Muchos serán abrumados por el río, muchos serán quemados por el fuego, muchos serán enterrados por los venenos.
Durante el día, tan pronto como la completa oscuridad se haya introducido, nadie abandonará la casa, ni deberá ver a través de la ventana. La oscuridad durará un día y una noche, seguida por otro día y otra
noche, y otro día; pero en la noche siguiente el sol se levantará y será primavera.
En los días de oscuridad, Mi escogido no deberá dormir como los discípulos en el Huerto de los Olivos.
Orarán incesantemente y no serán defraudados por Mí. Reuniré a mis escogidos.
El mismo infierno se creerá estar en posesión de toda la tierra, pero Yo la reclamaré. ¿Pensáis quizá, que Yo permitiría a Mi Padre que tan terribles castigos cayeran sobre el mundo, si el mundo volviera de
la iniquidad a la justicia? Pero, a causa de Mi gran amor, será permitido que estas aflicciones caigan sobre el hombre; aunque muchos renegarán de Mí, aún millares de almas serán salvadas por ellos. Ningún entendimiento humano puede sondear la profundidad de Mi Amor.
Rezad, rezad, deseo vuestras oraciones. Mi querida Madre María Santísima, San José, Santa Isabel, San Conrado, San Miguel, San Pedro, Santa Teresa y vuestros ángeles custodios serán vuestros intercesores, implorad su ayuda.
Valientes soldados de Cristo, a la vuelta de la luz, dad cada uno gracias a la Santísima Trinidad por su protección.
La devastación será grande, muy grande, pero Yo vuestro Dios habré purificado la tierra. Estoy con vosotros, tened confianza en Mí. Pensad que no sois eternos. Pensad, el tiempo es breve. Sí, pensad que
esto es para que cambiéis, para que vuestra vida sea amor. Pensad que podéis morir dentro de un momento. Que tal vez muchos de vosotros que leéis estas líneas no amaneceréis…
Los negocios serán saqueados, los almacenes serán tomados en asalto y destruidos. Pobre será aquel que en esos días oscuros se encontrará sin una vela, sin una jarra de agua y sin el necesario por tres
meses.
Tomad todo esto como misericordia y amor del Dios que es amor y por amor ya no permitirá que os perdáis más. ¡ Cambiad !
No penséis más en lo vano, pensad en lo eterno, que para eso fuisteis creados, para vivir eternamente.
Rogad, sí, para que se os conceda la gracia de tener el alma preparada para recibir la muerte en gracia de Dios.
¡ Esto es lo más importante !
Fuentes: Wikipedia , http://www.reinadelcielo.org/ , https://es.aleteia.org/ , https://www.biblegateway.com/ , http://www.capillacatolica.org/ProfeciasDeOtrosSantos.html , https://www.guioteca.com/ , Internet.
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