Los Tiempos son Llegados. La Salvación del Mundo
Desde la Navidad de 1931 sabe Pietro Ubaldi que “los tiempos son llegados”, por así habérselo revelado mensajes recibidos de lo Alto; y así lo expone, dejando a cada uno libre de aceptar o no el origen sobrenatural de las Voces; sobre esos “tiempos” ha hablado y escrito numerosas veces, y, en fin, recoge una vez más ese tema apocalíptico en el capítulo cuarto, que lleva precisamente ese título, del citado libro “Profecías”.
Allí comienza recordando que en la noche de Navidad de ese año recibió y escribió temblando estas palabras:
“En el silencio de la noche santa, escúchame. Deja de lado todo tu saber y tus recuerdos; deja aparte todo. Abandónate a mi voz, inerte, vacío, en la nada, en el más completo silencio del espacio y del tiempo. En este vacío, oye mi voz que te dice: ‘Levántate y habla: soy Yo’.
Hablo hoy a todos los justos de la tierra y los llamo de todas partes del mundo, a fin de que unifiquen sus aspiraciones y preces en una oblación que se eleve al cielo. Que ninguna barrera de religión, de nacionalidad o de raza divida, porque no está lejos el día en que una solamente será la división entre los hombres: justos e injustos.
La división está en lo íntimo de la conciencia y no en el aspecto exterior visible… Mi palabra es universal… Una gran transformación se aproxima para la vida del mundo.
Así como una última molécula de hierro hace desmoronar el iceberg gigantesco, así también de una centella cualquiera surgirá el incendio.
Pero la destrucción es necesaria. Habrá destrucción solamente de lo que es forma, incrustación, cristalización; de todo lo que debe desaparecer, para que permanezca apenas el concepto, que sintetiza el valor de las cosas. Una gran prueba de dolores es necesaria para que la humanidad torne a hallar el equilibrio que libremente violó; gran mal, condición de un bien mayor…
Después, la humanidad, purificada, aliviada, más seleccionada por haber perdido sus peores elementos, se reunirá en torno de los desconocidos que hoy sufren y siembran en silencio, y recomenzará, renovada, el camino ascensional. Una nueva era comenzará: el espíritu ejercerá el dominio y no más la materia, que será reducida a cautiverio. Entonces aprenderéis a vernos y escucharnos; descenderemos en multitud y conoceréis la Verdad.
El hombre llegará a tal sentimiento de orgullo y fuerza, que lo traicionará. Veo una elevación de tensión, lenta pero constante, que preludiará el inevitable estallido del rayo. Una explosión es la consecuencia última de todo el movimiento… En otras ocasiones, los cataclismos de la historia han podido quedar circunscritos; pero ahora no…”
Ubaldi explica que las religiones pasan por tres fases: la primera y más antigua es la terrorista, calificada por un Dios vengativo que se hace obedecer inexorablemente puniendo con la ley del talión; la segunda, más reciente, es la ético-jurídica, calificada por una codificación de normas de vida; la evolucionada naturaleza humana inferior permite una manifestación de Dios que hace trasparecer cada vez más su Bondad. Pero, hoy, una maduración puede permitir que, sin peligro de abusos antes temible, se pueda pasar a la tercera fase, la de la comprensión, en la que las religiones son libres y convencidas, en que las formas ceden a la sustancia, que es Amor. Hoy se pasa de la segunda a tercera fase; penétrase en la fase del amor; no más lucha entre rivales, sino colaboración de hermanos. En breve el mundo se organizará sobre un principio que no será dado por un imperialismo religioso o victoria de una religión imponiéndose por el absolutismo; no es por ese camino que se llegará a la unidad, o sea un solo rebaño y un solo pastor. El único pastor será el Cristo, y el único rebaño una humanidad en que las varias religiones no se combatan y condenen recíprocamente; al contrario, se comprendan y coordinen haciendo de todos los hombres hijos ante un único Dios, un solo Dios padre de todos.
Acerca del vidente Pietro Ubaldi
Pietro de Alleori Ubaldi fue un hombre de una cultura envidiable; vidente, músico, profesor, graduado de derecho en la Universidad de Roma, se convirtió en políglota, y hablaba fluidamente, inglés, francés, alemán, español, portugués, conocía latín y griego. Nació el 18 de Agosto de 1886, en Foligno, una pequeña ciudad italiana cerca de Asís. En aquella región impregnada de la espiritualidad de San Francisco, inició su contacto con este mundo, que siempre le pareció muy extraño por el juego desesperado de egoísmos, el cual percibió, desde muy joven, que era fruto de la ignorancia general de las leyes de la vida. Ubaldi procuró estudiar esas leyes en los libros. Más descubrió que ellos poco le ofrecían de la sustancia que en vano procuraba. Sintió desde su infancia una poderosa inclinación por el franciscanismo y por la Buena Nueva de Cristo. No fue comprendido, ni hubiera podido serlo.
Acerca del escritor recopilador de profecías
Adolfo Ladislao Fernández de Obieta nació en septiembre de 1912 y falleció el 25 de febrero de 2002 en Buenos Aires, Argentina. Era hijo de Macedonio Fernández y de Elena de Obieta. Escritor, poeta, ensayista, cuentista y dramaturgo, Adolfo de Obieta llegó a ser miembro de número de la Academia Argentina de Letras.
Fuentes: Tiempo de Profecías III de Adolfo de Obieta, Wikipedia, Ecured.cu, geni.com, imágenes gratuitas de Internet
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